‘La vocera’: La resistencia de los pueblos originarios a través de la voz de una mujer

Por Paulina Vázquez

“Queremos un México que nos
tome en cuenta como seres humanos,
que nos respete y reconozca
nuestra dignidad”.

Comandanta Ramona.

Mensaje del EZLN en la celebración del 12 de octubre de 1996.

Hablar de la vida del otro implica siempre una subjetividad que, como sujetos ajenos a esas vidas y contextos, nos coloca a cierta distancia y posición respecto de quien o de lo que observamos. Si bien esta distancia nos permite identificar algunos aspectos de dichas existencias, debemos comprender que la mirada externa está atravesada por añejos estigmas en forma de juicios despectivos, equivocados sobre personas y comunidades ajenos al propio.

Una vez considerado lo anterior, analicemos ‘La vocera’, el último largometraje documental de la directora argentina Luciana Kaplan en el que apunta, desde una distancia prudente pero objetiva, la travesía que emprendió María de Jesús Patricio Martínez a partir del 2016, al ser postulada como candidata para las elecciones presidenciales del 2018 por el Congreso Nacional Indígena (CNI) y del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), siendo así una mujer nahua la voz representante de las comunidades indígenas de todo el país.

Es a través de las imágenes de La vocera (2020) que podemos reconocer el racismo introyectado con el que tristemente aún se mira a los pueblos originarios, donde se evidencian las problemáticas que enfrentan diariamente sus territorios, por ejemplo, el desarrollo de megaproyectos tales como el Tren Maya, el Corredor Transístmico o el Proyecto Integral Morelos, cuya ejecución intransigente pone en riesgo tanto la subsistencia como la integridad de las comunidades que habitan estos lugares que se pretenden convertir en zonas de sacrificio, de las cuales derivan también la militarización de sus territorios, la represión a grupos armados y la acusación y encarcelamiento de sus líderes por delitos que no cometieron.

Este proyecto fílmico, lejos de pretender exotizar al personaje de quien se ocupa, acomoda sus elementos para ofrecer al espectador una mirada plural sobre las problemáticas alrededor del acontecimiento sin precedentes que significó la candidatura independiente a la presidencia por una mujer indígena dentro de la historia nacional. Por una parte se nos muestra a Marichuy como un ser humano que permanece horizontal tanto en el diálogo como en su postura. Mira a los ojos y responde respetuosamente tanto a las personas y líderes que conforman a las comunidades que representa, como a los entrevistadores blancos que la cuestionan desde su ignominia y con evidente desdén discriminatorio.

Por la otra demuestra también la podredumbre sobre la que se llevó a cabo el proceso electoral del 2018, en la que, sus contrincantes -Margarita Zavala y Jaime Rodríguez «El Bronco»- tomaron la delantera a pesar de haber sido señalados por fraude electoral, al compilar firmas falsas durante su tiempo de campaña. En parangón, quedan registrados los esfuerzos de las comunidades no solo por reunir las firmas necesarias para validar la candidatura de su vocera, sino del doble esfuerzo que supone acceder a las tecnologías que requería dicho proceso.

La atención de la cámara no se limita a seguir a Marichuy, sino que compila además el sentir de integrantes de otras comunidades en sus propios idiomas frente a las injusticias y al despojo de sus tierras y comunes, presta atención a las personas que integran al movimiento, al reclamo por una autonomía que asegure el pleno desarrollo de sus comunidades, una soberanía alimentaria y la preservación tanto de sus territorios como de sus saberes y tradiciones.

Si bien conocemos que el resultado de la postulación de Marichuy como candidata independiente no cumplió su objetivo general, La vocera demuestra que la victoria del movimiento reside en la enunciación y visibilización sin precedentes de las comunidades originarias a nivel nacional, de reconocerse en alianza y dar a conocer su posicionamiento respecto al mundo al que resisten, así como el defender y preservar su derecho a la autonomía. Queda registrado en este documental el esfuerzo de cómo se da un paso firme hacia su libertad.

Te podría interesar también: La Mami: lo que la luz toca en el Barba Azul

Paulina Vázquez. Creadora multidisciplinaria. Licenciada en Artes
Visuales por la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y
Grabado “La Esmeralda”. Artista visual representada por
MillenialArt México, crítica de cine y poetisa. Cuenta con múltiples
exposiciones individuales y colectivas. Actualmente colabora
en Lumínicas, FilminLatino, Girls at Films,
F.I.L.M.E. Magazine y Fotogenia Podcast.

Un comentario Agrega el tuyo

Deja un comentario

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s