Por Sharely Cuellar
Sentir. Seguramente muchas personas han logrado sentir ese vínculo con el cine; como un lazo que parece único, como si la película nos hablara directamente. Es sorprendente la fuerza con la que In the Mood for Love (2000) de Wong Kar Wai ha logrado conectar con lxs espectadores aunque no sea una película que involucre sexo explícito, sangre o armas. En realidad, es ese tipo narración que revela mucho más de sus personajes y su desarrollo a través de sus sutilezas, es una película construida por hermosas sutilezas que delinean el encuentro de dos soledades.
La pasión sexual puede ser uno de los lazos más importantes en pareja. Desnudar la piel es lo más literal/obvio que existe para formar un vínculo en la intimidad. Muchas veces nos vemos enganchados a eso por la deslumbrante sensación de sentirnos deseadxs, vistxs y amadxs. El señor Chow (Tony Chiu Wai Leung) y Su Li-Zhen/señora Chan (Maggie Cheung) son vecinos y se dan cuenta de que sus parejas tienen un romance entre sí. Desde entonces recrean los escenarios que propiciaron la aventura. En el proceso unen sus heridas, comparten tiempo y gradualmente crece algo muy fuerte entre ellos.
Casi inevitablemente se involucran. Sin embargo, hay dolor desbordante en los ensayos en los que la señora Chan confronta a su esposo. Ceder a la tensión entre ellos es darle la razón a sus parejas en que es sencillo traicionar y herir a otros. Su venganza es «No seremos como ellos». Al prescindir del sexo, su relación se vuelve mucho más profunda en términos narrativos. El amor no está en los labios ni en la piel del otro; está en el espacio que ocupan juntos, en el aire que los rodea, en las emociones contenidas, en las miradas, en las manos, en comprenderse mutuamente. No lo escuchamos ni lo vemos de manera explícita, pero lo sentimos tanto como ellos lo hacen. Deseo.
Desnudar el alma o desnudar el cuerpo requieren mucho más para traducir un sentimiento. Kar Wai recurre nuevamente a la percepción del tiempo para narrar su historia: sugiere momentos de reflexión en sus personajes con el uso del slow motion y una alta frecuencia de los encuentros entre los protagonistas a través de los 21 vestidos utilizados por Su Li-Zhen en In the Mood for Love, que además son repetidos ocasionalmente. Estos vestidos, llamados qipaos, son parte relevante de la película porque además de ser prendas bellas y estilizadas reflejan la psicología de Su Li-Zhen como mujer, como esposa, como trabajadora y sí, también su deseo de amar.
Los qipaos son una vestimenta clave en la película desde su historia misma: cuando la dinastía Qing se estableció en China durante el siglo XVII usaron un vestido, para hombres y mujeres, que cubría casi todo el cuerpo, era de corte holgado, hecho de seda y con bordados que destacaban. El vestido evolucionó, en 1912 la dinastía Qing perdió el poder, y en la década de los años 20 el qipao se comenzó a usar principalmente por mujeres y a ceñirse a su figura.
In the Mood for Love está ambientada en los años 60, por lo que el peinado y el corte de los vestidos usados por Maggie Cheung van ligados a la época. El diseñador de vestuario en esta producción fue William Chang, quien ya había colaborado con Kar Wai en películas como Chungking Express (1994) y Fallen Angels (1995) y continuó haciéndolo en 2046 (2004), My Blueberry Nights (2007) y El gran maestro (2013).
Aunque los qipaos de Su Li-Zhen son muy estilizados, destacan su figura delgada y transmiten elegancia y cierto recato, parece que incluso su verdadera personalidad y sus emociones están constantemente contenidas. Expresa en ocasiones mucho más a través de su ropa, sus manos y sus gestos que con lo que dice verbalmente.
En el primer encuentro en cámara entre ella y la esposa del señor Chow se observan diferencias entre los estilos de ambas pues la vecina usa un escote en la espalda y su cabello está suelto, lo que habla de que es una persona que podría percibirse «más libre» o con una personalidad «más abierta». El corte en los qipaos de la protagonista, con ese cuello alto y cerrado, además de su peinado alto y recogido, la hacen ver erguida —de hecho, solo llega a perder la postura a solas o con el señor Chow—, por lo que proyecta completo control en su vida, como si todo estuviera en orden siempre.
El guardarropa de Su Li-Zhen es diverso en los estampados que transitan principalmente entre las líneas rectas y flores, además a pesar de usar colores muy elegantes y sobrios también usa tonos muy vivos. Su expresión tanto con los colores y las figuras hablan de una necesidad de salir de sí misma, de vivir y sentirse vista, ser apreciada. Como si se tratara de personajes espejo, tan complementarios como opuestos, el señor Chow por su parte apoya su estilo en trajes de colores serios. El cuerpo de él se funde con los espacios grises y solitarios, mientras Su Li-Zhen frecuentemente tiene plantas cerca de ella.
A continuación se enlistan los 21 vestidos de In the Mood for Love por orden de aparición. El primer fotograma de cada qipao corresponde a la primera vez que son mostrados en la película y, como complemento, en cada uno se indicará cuántas ocasiones son usados por Su Li-Zhen. No se consideraron escenas eliminadas o material adicional para el listado.
Qipao 1:
Es el primer vestido que usa Su Li-Zhen en la película y de hecho la acompañará en momentos importantes durante el desarrollo de la historia.
Es usado en cuatro ocasiones.
Qipao 2:
Este vestido es con el que Su Li-Zhen y el señor Chow se conocen. Aunque es un vestido serio, los contornos en él parecen pequeños brotes florales.
Es usado en tres ocasiones.
Qipao 3:
Un vestido con figuras irregulares, que en realidad aparece segundos en pantalla, pero da pistas sobre la protagonista y condensa la paleta de colores en la película.
Es usado en una ocasión.
Qipao 4:
La primera vez que vemos este qipao pasa en una de esas escenas en slow motion donde sucede muchísimo aunque el tiempo disminuya su ritmo: ambas parejas se encuentran durante una de las tardes de juego y las esposas interactúan en el mismo cuadro por primera y última vez.
Es usado en dos ocasiones.
Qipao 5:
Aunque es uno de los estilos más serios, hay una toma con este modelo en la que Su Li-Zhen conversa con su esposo —quien permanece fuera de campo— mientras ella se humecta las piernas antes de salir; como una manera sutil de reconocer su cuerpo.
Es usado en dos ocasiones.
Qipao 6:
En relación con los demás vestidos y la frecuencia con la que Su Li-Zhen usa prendas florales y coloridas, este en particular me recuerda a un musgo, que es una planta con la capacidad de crecer sobre las piedras, los árboles o el suelo y en lugares con poca luz.
Es usado en dos ocasiones.
Qipao 7:
En definitiva se trata del modelo más usado por la protagonista y es quizá el que nos guía a los contrastes más interesantes en el personaje ya que explora en él su rol como esposa, ama de casa, secretaria, vecina y amiga. Un qipao que parece decir «rectitud y compostura».
Es usado en siete ocasiones.
Qipao 8:
La integración entre el verde —que relacionaré con la naturaleza por lo mencionado— y el color rojo en este qipao tornasol entrelaza la esencia de Su Li-Zhen y su naciente emoción.
Es usado en tres ocasiones.
Qipao 9:
En los primeros encuentros a solas entre Su Li-Zhen y el señor Chow es complicado verla de cuerpo completo sin que interfieran objetos, el propio señor Chow o su reflejo deformado. El modelo gris podría ligarse a cierta neutralidad o aburrimiento.
Es usado en dos ocasiones.
Qipao 10:
El verde, en el cine de Wong Kar Wai, está ligado con frecuencia a los anhelos. Este qipao además es de los más llamativos en todo el guardarropa de Su Li-Zhen.
Es usado en cuatro ocasiones.
Qipao 11:
Ya hemos explorado un poco sobre el uso de líneas y colores serios que transmiten elegancia, así que a este modelo se le añade que sea confeccionado con transparencia.
Es usado en una ocasión.
Qipao 12:
Este vestido es especial porque su diseño en sí tiene flores solitarias y aisladas. Su Li-Zhen se funde con los colores del restaurante y hasta parece que en la tarde de juegos se camuflajea con las cortinas y con la decoración, su esencia de flor es enmarcada al final de esa escena por una ventana.
Es usado en dos ocasiones.
Qipao 13:
Bueno, este es el célebre vestido rojo. Realmente solo se puede apreciar con nitidez en el primer fotograma y después la protagonista camina hacia el fondo de la habitación quedando fuera de foco. Sobra hablar de la tensión en esa escena y la pasión que desbordan en segundos.
Es usado en una ocasión.
Qipao 14:
Sin planearlo, Su Li-Zhen y el señor Chow se ven obligados a permanecer por varias horas en la misma habitación para evitar que los descubran y la situación guarda cierta ironía al mostrar un qipao similar al color de la piel, como si la desnudez sí hubiera ocurrido, pero no en el sentido literal.
Es usado en una ocasión.
Qipao 15:
Este vestido suma las flores, los tonos serios, pero a la vez se complementa con una gabardina roja precisamente en una de las secuencias más intensas, laberínticas y decisivas.
Es usado en una ocasión.
Qipao 16:
Es el qipao con los colores más lindos, sin duda. Tanto que fue elegido en algunos afiches de la película.
Es usado en tres ocasiones.
Qipao 17:
En los ensayos de la confrontación, la protagonista usa un vestido color hueso, casi blanco, como si se tratara de un nuevo inicio, pero en su pecho está el detalle floral azul; su tristeza.
Es usado en una ocasión.
Qipao 18:
Es necesario indicar que la segunda imagen de este qipao corresponde a un fotograma editado porque en la película es difícil apreciarlo.
Es usado en una ocasión.
Qipao 19:
Azul. Su Li-Zhen, embargada de tristeza, busca y espera por el amor una última vez.
Es usado en una ocasión.
Qipao 20:
Ha pasado el tiempo, Su Li-Zhen visita su antigua casa donde conoció al señor Chow. Su estilo es similar, pero el peinado y detalles en su qipao son distintos.
Es usado en una ocasión.
Qipao 21:
El qipao habla de otro amor. Su Li-Zhen tiene un nuevo rol; ser madre.
Es usado en una ocasión.
El tiempo y el amor narrados a través de qipaos es parte de las grandes sutilezas que guarda In the Mood for Love. 21 vestidos que proyectan emociones y deseos. Una relación que fue y logramos sentir incluso como espectadorxs. Sentir.
Ilustración por Fabiola Santiago
Imágenes cortesía de Block 2 Pictures
Sharely Cuellar (1994). Crítica de cine y periodista.
Entusiasta del aprendizaje y el reaprendizaje.
Vive en soliloquios e intercambios de ideas sobre
cine, feminismos, clases sociales y política.